Según la definición que nos proporciona la página web de “wikipedia: la enciclopedia libre” La propaganda negra es un tipo de propaganda que se reconoce como propia de uno de los dos bandos de un conflicto. Se utiliza para distorsionar o criminalizar el mensaje del enemigo.
Así es como después de la definición se nos viene a la mente el fenómeno que en estos meses se lleva a cabo: el proceso electoral. Y cómo dejar fuera este tema que nos interesa tanto, cuando la propaganda negra la palpamos más en la lucha exhaustiva de los partidos políticos por el poder.
La propaganda negra se desata cuando algún representante de cualquier partido comete errores y como son figuras públicas les es casi imposible ocultarlos. Después, cuando hay campañas para convencer al público de que les otorguen votos, en la búsqueda desesperada de ellos, recurren a lo que conocemos comúnmente como “sacar los trapitos al sol” del contrincante. En lugar de hacer una competencia sana, se dedican a hablar de lo mal que hacen las cosas los demás, en vez de resaltar sus propuestas y el “buen cambio” que todos prometen.
La mala propaganda no es otra cosa que “chismes”, ideologías e interpretaciones personales que hacen quedar mal a otras personas. A mi punto de vista las personas que expanden el mensaje incorrecto son afectadas también, porque queda en tela de juicio su credibilidad y seriedad.
Así es como después de la definición se nos viene a la mente el fenómeno que en estos meses se lleva a cabo: el proceso electoral. Y cómo dejar fuera este tema que nos interesa tanto, cuando la propaganda negra la palpamos más en la lucha exhaustiva de los partidos políticos por el poder.
La propaganda negra se desata cuando algún representante de cualquier partido comete errores y como son figuras públicas les es casi imposible ocultarlos. Después, cuando hay campañas para convencer al público de que les otorguen votos, en la búsqueda desesperada de ellos, recurren a lo que conocemos comúnmente como “sacar los trapitos al sol” del contrincante. En lugar de hacer una competencia sana, se dedican a hablar de lo mal que hacen las cosas los demás, en vez de resaltar sus propuestas y el “buen cambio” que todos prometen.
La mala propaganda no es otra cosa que “chismes”, ideologías e interpretaciones personales que hacen quedar mal a otras personas. A mi punto de vista las personas que expanden el mensaje incorrecto son afectadas también, porque queda en tela de juicio su credibilidad y seriedad.
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